
China, Corea, Irán, Italia, España…viven medidas excepcionales por el coronavirus, estado de alarma, crisis epidemiológica, pandemia… son términos que se han colado en nuestro día a día, imperando una incertidumbre hacia el futuro más inmediato, la generación mejor preparada de la historia de la humanidad vive improvisando medidas de contención para combatir a un enemigo invisible, atravesamos un momento complicado, estamos en “jaque”.
Esta nueva realidad ha desenmascarado la soberbia que el hombre se ha construido con sus propias fuerzas, planes desbaratados, derechos suprimidos… el orgullo, el amor propio y la vanidad herida de muerte, un elemento microscópico nos ha hecho sentir algo que habíamos olvidado: ¡somos mortales!
Son tiempos difíciles, tiempos de Infancia Espiritual, de abandonarnos como niños en los brazos amorosos de Dios Padre, de contarle nuestros miedos, de pedirle que termine pronto este tiempo de prueba. La Reina de la Infancia Espiritual nos ayudará a apoyarnos en nuestra debilidad, hará brillar nuestras miserias introduciéndonos en una intensa relación de paternidad con Dios.
La Santísima Virgen es mediadora de la Infancia Espiritual y nos alcanzará la gracia de crecer en confianza, una confianza sustentada en nuestra debilidad (Cat Rom 8,26), junto al aliento del Espíritu Santo que nos otorgará la fuerza de la fe para afrontar lo que nos toca vivir.
Acudamos a la Virgen con el descaro de los niños pequeños, digámosles todos palabras bonitas (piropos), imploremos el cariño materno, atémonos a Ella a través de la cuentas del Rosario y hará brotar en nuestro corazón la Infancia Espiritual sinónimo de alegría y esperanza.
Reina de la Infancia Espiritual, Ruega por Nosotros.
(Estáis muy presentes todos aquellos que estáis enfermando, los que habéis perdido vuestro trabajo, los alumnos que se han quedado sin clase)

Aquietada y a callada está mi alma
Como un niño en brazos de su madre
Como un niño amamantado esta mi espíritu
Como un niño dentro de mi
Qué reflexión tan bonita! Sabemos que Dios saca bien de todo mal. Nos damos cuenta de nuestra pequeñez,del fracaso de los superhombre y supermujeres ante algo diminuto y desconocido. La vida no es una partida de ajedrez que podamos controlar. Acudamos a nuestra madre con la confianza de los niños pequeños!
Acto de confianza a la Reina de la Infancia Espiritual por las almas pequeñitas:
“Reina de la Infancia Espiritual, ruega por nosotros que confiamos en Tí”. Repetir con frecuencia este acto de confianza.
Esta jaculatoria no pertenece a una Asociación ni a un Movimiento, es un camino espiritual para almas pequeñitas y cualquiera puede pertenecer sin necesidad de inscribirse. Sólo depositando como niños en sus madres nuestra confianza en la Reina de la Infancia Espiritual.
Todo acto de amor al amado requiere tenerle confianza, así, también nosotros confiaremos en una Madre tan buena como tenemos.
Las disposiciones habituales del alma pequeñita son: la confianza y el abandono. Son una perfección del amor. Entre las virtudes morales deben sobresalir: la caridad con el prójimo y la humildad.
Amar a Dios y al prójimo mediante la confianza en la Virgen.
Comienza tu jornada con el acto de confianza: “Reina de la Infancia Espiritual, ruega por nosotros que confiamos en Tí”. Estaremos pidiendo que ruegue por nosotros lo que no sabemos pedirle, confiando en Ella.
De una Comunión a otra hagamos el acto de confianza. Sobre todo ahora que estamos viviendo la tribulación de la desolación, no desesperemos y confiemos en la Reina de la Infancia Espiritual aunque nos veamos privados de recibir la Eucaristía.
Para ello es importante que después de haber abandonado todo a la Madre superemos los obstáculos combatiendo los pensamientos inútiles, volver al pasado o imaginar el futuro, las habladurías y murmuraciones y las curiosidades vanas, aún los buenos pensamientos si nos apartan de la confianza.
Cuando ores, escribas, trabajes, camines, renueva el acto de confianza y Ella nunca te fallará, pués ya ha dicho muchas veces: ¿Por qué te agitas y te preocupas?. ¿Acaso no estoy yo aquí que soy tu Madre?.
Delante de tu mesa de trabajo pon una tarjetita con el acto de confianza: “Reina de la Infancia Espiritual, ruega por nosotros que confiamos en Tí”.