Conciliación Familiar de la Mano de la Virgen
Tras más de diez años casados cada vez la conciliación familiar se hacía más urgente, mi trabajo era muy exigente trabajando fines de semana y festivos. Con nuestra tercera hija los horarios desmedidos hacían mella a nuestra situación familiar, mi marido asumía la responsabilidad todos los fines de semana de estar con nuestros hijos mientras yo me iba perdiendo lo mejor de la infancia de mis pequeños. Agotados de esta situación acudimos a nuestra Madre, la Santísima Virgen y como quien no sabe ni que pedir, como una niña pequeña: Madre mía, no puedo prescindir de mi trabajo, ni tengo ideas para solucionar esta circunstancia que cada vez pesaba más a nuestras espaldas.
A los pocos días una llamada del Departamento de Personal de mi empresa me estaba ofreciendo cambiar de servicio, solo trabajaría de lunes a viernes en horario compatible con la jornada escolar. No me lo podía creer, surgía de la nada la solución a mi angustia. Por lo tanto considero esta nueva realidad laboral es una caricia materna de la Santísima Virgen.
María (Madri)
Viviendo en Presente
Hace unos diez años me dedicaba a la construcción, el mercado laboral demandaban nuevas viviendas y mi empresa no paraba de construir en diferentes puntos de Madrid.
Mi familia vivía holgadamente, nos podíamos permitir viajes, comidas en restaurantes, ropas de marca, todo marchaba a buen ritmo hasta que una crisis en la construcción afloró el mercado español, fue entonces cuando los clientes dejaron de pagar, las deudas comenzaron a acumularse y tuvimos que cambiar de vida de forma radical.
Vendimos nuestra casa para poder pagar a los proveedores, nos mudamos de barrio pero no pudimos saldar todas las deudas. Actualmente debemos dinero a varios acreedores, el piso lo tengo embargado, no tengo recursos para satisfacer todas las deudas generadas en el pasado. Durante meses esta situación me angustiaba, crisis de ansiedad, noches sin dormir, hasta que descubrí la infancia espiritual, que me enseñaba a vivir en el presente: ahora me preocupo de los problemas de cada día (cubrir las necesidades de mi familia, pagar si puedo algo de deuda), abandonando en Dios los problemas futuros (ejecución de embargos, cortes de luz), incluso como empresario ruego a la misericordia de Dios si en el pasado he podido hacer algo mal como director de mi empresa.
Ignacio 42 años (Madrid)
Pepinillos en Vinagre
En vacaciones solemos pasar el tiempo con mi familia, tengo un cuñado que suele pasarse el día enfadado, se enfada por todo, es ya mayor y está soltero, está acostumbrando a poco ruido a su alrededor. Cuando llegamos a la casa familiar con todos mis hijos su paz cotidiana se vuelve en jaleo y bullicio infantil lo que provoca continuos enfados en mi cuñado.
Voy a poner un ejemplo de uno de sus enfados. Un día al llegar la hora de la comida, en la mesa relucía un plato con cuatro pepinillos en vinagre y mis descendientes no dudaron en tirarse a por el plato para devorar los pepinillos en vinagre. Mi cuñado se sentó en la mesa para disfrutar de la comida y al observar el plato de los pepinillos vacíos se enfadó preguntando a los niños que ¿quién se había comido su pepinillo en vinagre?. Como madre me planteé devolverle los gritos a mi cuñado porque se estaba poniendo al nivel de los niños, aunque opté por soltar una carcajada tras otra, tanto me reí que mis hijos se empezaron a tronchar de la risa y mi cuñado terminó con su variedad de protestas pasando a sentirse un poco ridículo por su actuación.
Desde que acudo a la Reina de la Infancia Espiritual mis reacciones ante los imprevistos son más divertidas.
María 44 años (Madrid)
Confiar en Dios y en los Hombres de su Tiempo
Llevo desde el año 1971 en un Convento de Clausura, un día recibí una llamada de una señora que me explicaba un proyecto con jóvenes que se desarrollaba en internet, la señora no paraba de hablar con palabras que no había escuchado nunca: Instagram, Facebook, Twitter…hasta el punto que estas nuevas palabras me produjeron una risa que la señora que hablaba al otro lado del teléfono pudo apreciar terminando con su conservación ya que se percató de que no entendía nada, pero a pesar de desconocer esos conceptos pude afirmar “Que Dios se vale de los hombres de su tiempo”.
Sor María (Sevilla)