Alguna vez te habrán recomendado vivir de infancia espiritual, tal vez sean épocas donde el trajín de la vida hace sentir su peso sobre tus hombros, con sus alegrías y pesares, con sus éxitos y fracasos. Es en esos momentos es cuando la sabiduría de la infancia espiritual nos ofrece un refugio, suponiendo una invitación a redescubrir la sencillez, la confianza y el amor incondicional que caracterizan a los que se abandonan como niños.
En este artículo te dejo una guía sencilla para comenzar este viaje, el cual puede llevarte al lugar más privilegiado donde puede entrar el ser humano, el corazón de Dios.
En el Evangelio de Mateo (Mt 18, 1-5), Jesús nos enseña una valiosa lección sobre la importancia de la infancia espiritual.
¿Qué significa ser como niños?
- Sencillez: Los niños piden lo que necesitan sin dudar, con la confianza plena de que sus padres se lo darán. De la misma manera, debemos acudir a Dios con sencillez y confianza, creyendo en su amor y providencia.
- Humildad: Los niños reconocen su dependencia de sus padres. De igual manera, nosotros debemos reconocer nuestra dependencia de Dios y aceptar nuestra pequeñez ante Él.
- Confianza: Los niños tienen una fe inquebrantable en sus padres. Así también, nosotros debemos confiar plenamente en Dios, creyendo en su bondad y en su plan para nuestras vidas.
- Alegría: Los niños viven con alegría y espontaneidad. Debemos recuperar esa alegría interior que brota de la confianza en Dios y del amor a su creación.
- Perdón: Los niños no guardan rencores. Debemos aprender de ellos a perdonar a los demás y a no aferrarnos a las culpas del pasado.
¿Cómo cultivar la infancia espiritual?
- Orar con sencillez: Hablar con Dios como lo harías con un amigo cercano, contándole tus alegrías, penas y necesidades.
- Confiar en la providencia: No preocuparte por el futuro, sino creer que Dios te dará lo que necesitas en cada momento.
- Ser humilde: Reconocer tus limitaciones y pedir ayuda cuando la necesites.
- Practicar el perdón: Perdonar a los demás de corazón, sin guardar rencores.
- Vivir con alegría: Alegrarte de las pequeñas cosas de la vida y agradecer a Dios por sus bendiciones.
- Acercarte a los sacramentos: La Eucaristía y la Reconciliación son fuentes de gracia que te ayudarán a crecer en la infancia espiritual.
La infancia espiritual es un camino de profunda conversión interior que nos lleva a vivir en estrecha unión con Dios. Es un camino de sencillez, humildad, confianza, alegría y perdón.
¿Estás dispuesto a hacerte como un niño para entrar en el Reino de los Cielos?
Reflexión:
- ¿Qué aspectos de la infancia espiritual te cuesta más practicar?
- ¿Qué puedes hacer para crecer en la infancia espiritual?
- ¿Qué te inspira la figura de un niño para acercarte a Dios?
Llamado a la acción:
- Haz un oración pidiendo a Dios que te ayude a crecer en la infancia espiritual.
- Elige un santo o santa que sea un ejemplo de infancia espiritual y pídele su intercesión.
- Realiza un acto de bondad por alguien que lo necesite, como un niño.
Recuerda: La infancia espiritual es muy recomendable para todos aquellos que quieren vivir en una relación de amor y confianza con Dios.
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